lunes, 12 de diciembre de 2011

A dónde vamos: Bancos de niebla en Europa

Atomium vía Laura RS
En el post sobre la sanidad me refería a la obsesión de los políticos por la economía. O debería decir Economía. Se ha convertido en la herramienta básica de interpretación de la realidad. Tanto tienes tanto vales. A nivel estatal la Educación, Sanidad o Seguridad, éstas sí legítimamente en mayúscula, son subordinadas a las condiciones de la oferta y la demanda. El dinero, un artefacto humano para agilizar el intercambio de bienes y servicios, es ahora un elemento determinante que decide sobre la vida de las personas.

Es preocupante la reducción del discurso político al económico y la falta de miras de los líderes democráticos del mundo. Porque ahora no hacen falta políticos, hacen falta técnicos -tecnócratas- expertos en economía y en los mercados. A ese perfil responden Mario Monti y Lukás Papadimos, primeros ministros no electos por voluntar popular impuestos por Europa en su búsqueda de una salida a la crisis. Ambos vienen del mundo académico y han tenido cargos en instituciones europeas. Pero quizá lo más importante, estuvieron como buenos mercenarios en el "otro lado" cuando trabajaban para Goldman Sachs. Este banco de inversión fue el que ayudó a los ineptos políticos griegos a maquillar de forma creativa su caos económico.

Por supuesto que Mario y Lukás, que entonces trabajaban para el banco, no sabían nada de todo aquello.  Como tampoco dice saberlo Mario Draghi, que era vicepresidente de la compañía en Europa mientras los griegos perpetraban el ocultamiento de su verdadero déficit. Ahora este señor es el presidente del Banco Central Europeo (BCE), institución independiente dentro de la Unión Europea encargado de mantener a raya la inflacción y procurar la estabilidad del euro.

El BCE resulta clave para arreglar la situación crítica en la UE. Grandes fondos de inversión y especuladores están sometiendo a gran tensión las economías de los estados de la Unión dificultando su financiación. Aunque cada país tiene sus problemas, los más aplicados en cumplir las condiciones marcadas por el banco central son de los que más están sufriendo. Y precisamente en la última cumbre para salvar al € -de momento- sólo se pactó volver a las condiciones marcadas por el BCE y que no evitaron la catástrofe.

Dentro de las instituciones europeas el BCE es, sin duda alguna, el mejor ejemplo de lo que representa un tecnócrata. Pese a los ataques especulativos a las deudas soberanas de los países el Banco Central no puede ayudar a los países directamente porque así viene en sus estatutos. Sigue a rajatabla la ortodoxia y no se plantea cambiar la estrategia -parece que sólo puede hacerle reaccionar el temor alemán- pese al sufrimiento de los ciudadanos europeos que están viendo recortados derechos logrados a base de mucho sudor y sacrificio. Porque no le importan los ciudadanos, sólo cumplir sus objetivos de control de la inflacción y competitividad del euro. Igual que los Monti y Papadimos.

Yo nunca he estado en contra de que sean los expertos los que deban ser consultados y guíen las decisiones ante situaciones específicas o temas particulares. Sin embargo el perfil de estos tres tecnócratas, sus servicios prestados y su visión me preocupan. La indiferencia del BCE ante los graves problemas de los ciudadanos europeos demuestra que la ortodoxia nos deja en manos de procesos ingobernables donde no importan las personas, sino los números. Sin embargo detrás de las fortunas, las hipotecas, los recursos energéticos, las materias primas, las inversiones y la producción hay personas. Y son esas personas las que parecen estar los últimos en importancia en las cuentas de resultados de los mercados.

El pragmatismo, el realismo y la eficacia no están reñidos con las personas. La irresponsabilidad de los políticos a lo largo de los último años alimentada por el dinero fácil de la deuda infinita también ha afectado a la ciudadanía. Sin embargo los únicos que son demasiado grandes para caer -too big to fall- son los bancos, que siguen pidiendo más madera mientras tiran de la locomotora de la economía mundial con desenfreno aunque no sepan hacia dónde. Como sumidos en la niebla.

¿Cómo nos afecta todo esto a nosotros? Seguiré sobre este tema de la Economía en general en el Politikón, pero por aquí comentaré lo que, en mi humilde opinión, es nuestra parte de pastel.

SALUD & aventura.

1 comentario:

Senior dijo...

Los ciudadanos elegimos a nuestros representantes, que desarrollan, conforme a una ideología, políticas que mejoran, crecen y redistribuyen la riqueza nacional entre todos, eso si permitiendo conforme a las responsabilidades y cargos una jerarquia salarial que premie el esfuerzo y la preparación.
Para eso, se necesitaba un sistema moterario, y unas finanzas capaces de sufragar los gastos previstos.
Pues debe ser la niebla, pero no veo nada de eso, los politicos nos han traicionado a conciencia... ¿o erán los bancos de niebla?... pues entonces, ya se donde iran nuestros impuestos, a los bancos, a los de niebla, por eso no se ve nada de nada, ni dónde van las ayudas, ni dónde van los créditos, ni de dónde nos da el viento...
¡luces!, ¡más luces!...antinieblas...