miércoles, 4 de enero de 2012

La deuda


A veces me duele tanto el corazón que pienso que va a explotar. Me falta el aire, me cuesta concentrarme. Me siento inútil y tonto. No me gusta mirarme en el espejo, me come la ansiedad. Me siento un mentiroso por intentar estar normal. Lo peor es la falta de aire, tener la sensación de que a cada rato respiro un poco más despacio. Más despacio. Más despacio. Cada segundo se hace eterno y me asfixia pensar en el siguiente. Sólo deseo cerrar los ojos y evadirme, dejar de pensar. Sé que no debo caer, sé que tengo que seguir como siempre porque esos fantasmas no están ahí. Porque siempre hay un mañana. Porque debe de haberlo.

El olor. Mientras siento que mi respiración se hace cada vez más lenta percibo que mi olfato busca un aroma. Mi nariz sale a la superficie para recordar. Mi primer día de clase. Mi primera clase. El perfume de la tierra mojada. El sabor del frío, el tacto del sol del verano. El olor de la soledad. Mientras vivo la patraña de la depresión mi nariz mira hacia atrás y tira del resto de mí. Por insignificante e inútil que le resulte a la sociedad, me siento imprescindible. Un paso, otro paso, otro más. Y la deuda que he contraído con todo lo que me rodea me resulta insoportable.

Sé que la premisa para ser feliz es no pensar. Me he resignado a no ser feliz, al menos al estilo convencional. Dejarse llevar suena demasiado bien, pero me da miedo. Me da miedo que entonces se apague la luz y me pierda en una vorágine de sensaciones que no me lleve a nada. No sé cómo alguien puede ser tan fuerte como para evitar que estéis tristes con una sonrisa sincera. La mía debe ser mala, tampoco es sincera. Y no es vuestra culpa, es de ese dichoso animal que llevo dentro que nunca me ha dejado ser feliz. Nunca seré tan sabio como vosotros que tenéis una mirada honesta. Me siento retorcido y agrio, marchito. Otra vez ese dichoso fantasma.

La depresión es el peaje que debo pagar para no fallaros, es mi deuda. Es una losa enorme del tamaño de un cacahuete. En el fondo no es nada porque no existe, pero para mí resulta infranqueable. Es como el miedo a volar cuando vives en un avión. El miedo a las alturas en lo alto de un árbol. Es estar siempre alerta frente a una amenaza inexistente. Tener el piloto automático de la angustia y sentir que duermes con los ojos abiertos. Una gripe eterna que se arrastra cogida de tus tobillos.

Recuerdo cuando iba al colegio en el coche de pequeño y le contaba a mi padreque me sentía caer. Y el me decía que me agarrara a un saliente, a una rama, a su brazo. Y yo decía que no. Y él entonces decía "pues echa a volar". Caer en el vacío con la firme voluntad de volar cuando sabes que no tienes alas es un truco de funambulista genial. Tan fantástico que nunca pensé que pudiera llegar a hacerlo. Y volé.

Hace menos de 100 años el mundo se estaba matando en el corazón de Europa. Hoy en las calles de Siria sigue muriendo la gente. El valor de las personas ha descendido hasta lo infraumano en la gran cadena del consumismo, que vende la riqueza como el progreso soñado en vez de como lo que son: sus cadenas cuando no hay igualdad. A mi lado la gente se enfrenta con fantasmas de carne y hueso todos los días y sale victorioso. Hay ángeles que siguen volando aunque se empeñen en cortarles las alas. ¿Cómo me voy a rendir?

Hoy me falta el aire y me duele el corazón. Por eso necesito recordar ese olor a arena y sal. Ese aroma que desprende el sudor frenético de la ilusión cuando eres niño. Rememorar la fragancia de los sueños y dar un paso más. Y otro. Os lo debo y el precio es tan minúsculo que es inexistente. La fuerza del músculo que nos permita cambiar el mundo está ahí, lo sé. Y entonces esta estúpida carga me aplastará, y entonces habrá merecido la pena.

Hay tanta belleza en el mundo.

Salud & aventura

2 comentarios:

Senior dijo...

La belleza es algo que está en cada uno, en cada cosa, en cada pensamiento...lo difícil es encontrarlo, a veces se busca pero no se encuentra, y a veces se encuentra cuando no se busca... pero está ahí, y son los niños los que más veces la encuentran,pero ni lo saben, por eso cada vez que la encontramos nos alimenta, nos ilumina y nos serena... son los tiempos cortos que nos encontramos ...con el arco iris por ejemplo.
"La deuda", es belleza.
¡Alud de ventura!

antiheroína dijo...

Ahora entiendo por qué ayer estabas así y me entristece. Todavía sigue habiendo, salientes, ramas, brazos a los que te puedes agarrar para no caer y cuando tú quieras te daremos el empujón para que eches a volar.
Hoy es noche de reyes, es una noche mágica, llena de ilusión, cualquier cosa puede pasar, excepto que en la cabalgata salga un rey Baltasar negro :s Disfruta de la noche, cree en la magia porque los sueños se hacen realidad, no tengas miedo, dejate llevar. Feliz noche! Sonríe :)