lunes, 30 de marzo de 2009

La Ola

La Ola. Dennis Gansel

¿Sería posible que se repitiera en nuestra sociedad una dictadura de corte totalitario? Me refiero a un nazismo, un fascismo o un franquismo -variante cutre pero no por eso menos perniciosa-. Yo pensaba que era un hecho difícil, y de reproducirse, se daría en lugares tercer mundistas y distantes. Como Rusia. Pero hay gente que piensa que no está de más planteárselo.

En concreto William Ron Jones, que en 1967 decidió demostrar a sus alumnos -preuniversitarios- en Palo Alto (EEUU) por qué el nazismo tuvo un apoyo popular masivo. Para ello montó un experimento de lo más interesante. Empezando por imponer disciplina en clase, logró crear un vínculo tribal entre sus alumnos. Incluso llamó al movimiento "la tercera ola", que al parecer es la que atiza más fuerte en el mar. Los alumnos empezaron a funcionar de forma organizada bajo la batuta de Jones, que les prometía que la Tercera Ola revolucionaría el mundo. Al terminar la semana del experimento, había gente de otras escuelas participando de un monstruo que había tomado vida propia. Jones paró el expermiento explicando a sus alumnos que la Tercera Ola tenía un líder mundia, y les puso un vídeo del mismo: Adolf Hitler.

El profesor se quedó impresionado de lo sucedido y escribió un relato corto que posteriormente otros conviertieron en libro. Hasta que alguien tuvo la feliz idea de hacer una película. Mientras Hollywood sigue explotando a los superhéroes, los comics y hasta los juegos de mesa, el cine alemán afrontó sus miedos con una película por lo menos interesante: La Ola.

Es una película bastante interesante. Igual un poco afectada, con situaciones un tanto forzadas y un final un tanto teatrero, pero solvente y a mi modesto entender valiente. Recordemos que fue hecha en Alemania, país estigmatizado y psicológicamente tocado por su pasado. Y la conclusión es aterradora. Como tiene Escolar en su blog, "en aquel momento parecía una buena idea": ideas como la disciplina, el sentimiento de pertenencia, la organización o la igualdad no son malas. Pero ahí tenemos las utopías comunistas de China, la URSS o a los simpáticos Jemeres Rojos de Camboya. Y ahí seguirían y seguirán hasta que se autocolapsen.

No estamos libres de errar, o que nos lleven a hacerlo. En un tanto por ciento elevado somos unos animales gregarios. Sólo queremos seguridad, que es lo que predican los neocon para mantener su dominio. Sólo queremos sentirnos seguros, acogidos, y que no haya malos rollos. Somos una especie estúpida. Condenada a la extinción -al menos en su forma pensante-. Os animo a ver la película.

¿Podremos cambiar las cosas? Creo que sí.

Salud & aventura!

2 comentarios:

Arnau dijo...

La inteligencia es lo único que puede salvar la humanidad. El gran contrasentido es que también la puede destruir. Es la esencia del ser humano, no hace falta más que repasar nuestra historia.

Senior dijo...

A veces me preguntaba, cómo en la Edad Media, se habían perdido grandes dosis de civismo, cultura, libertad, higiene, pensamiento, ideas, arte, ... el feudalismo, el triunfo de la fuerza sobre la razón, el totalitarismo impuesto por la comodidad del miedo, el fanatismo controlado por hombres-puente entre "dios" y los hombres, era el dejar las cosas como estan, y sigues viviendo, pero obedece, y dame lo que te pida... trabaja por menos de lo que necesitas, dándome las gracias, come lo que puedas, paga si puedes al físico o al galeno, (opcion para el brujo) no hagas esto porque puede ser que ... ¿y a mi que me suena?... se eliminaba la inteligencia, la razón, la humanidad... ¿Italia s.XXI? ¿ICAR siglo XXI?... a veces siento miedo...