viernes, 26 de marzo de 2010

Cosas que pasan (XII): Don Quijote y el Buscón

Yo no sé cuándo lobotomizaron a la sociedad española con tanta eficacia y limpieza. Mi padre siempre me dice que hay mucha gente interesada en decir que la política es un nido de corruptos y que la justicia no sirve para nada. La pérdida de confianza en las instituciones genera impunidad para los que se aprovechan de ellas, ya que el fatalismo es una constante en el pensamiento español. No sólo eso, los antihéroes son nuestros personajes fetiches, como Don Quijote, el Lazarillo o el Buscón.
El éxito profesional a la española -para algunos-.
No en vano los granujas, delincuentes y caraduras son nuestros más sonados y aclamados héroes. Desde Fernando VII hasta John Cobra, pasando por Jesús Gil y la Esteban. Con políticos así, con jueces así... ¿Qué vamos a hacer? ¿Para qué vamos a ir a juicio? La solución es resignarse, tragar y buscarse la vida como Don Pablos. Aunque sea a costa de los demás y pasando por encima de todo lo demás.

La justicia es un símbolo de la asincronía que vivimos con un mundo que requiere cambios urgentes. Garzón ha tenido sus aciertos y sus errores. Podría hacer como Nacho Uría, presidente de las Nuevas Generaciones, que tras ser imputado por conducir borracho dijo, "un error no puede deshacer a un joven, podéis seguir confiando en mí", palabras que siguieron con el aplauso y apoyo unánime de todo su partido. No sirve, sin embargo, cuando un juez ejerce profesionalmente y deja ciertas vergüenzas al descubierto.
El Gal, Roldán, el caso Guerra... la corrupción en los gobiernos socialistas dejó en evidencia que se había acabado con la impunidad en los órganos de gobierno. Roldán se quedó en bolas, pero los socialistas no podrán quitarse su estigma en mucho tiempo.

Lo grave no es que Garzón sea mejor o peor juez. El error está en las semillas que se están sembrando. Cuando se destapó la corrupción del PSOE no sólo se sometió a los culpables a un proceso legal, también a un jucio mediático. Una mancha que costó votos y confianza en un partido político que sucumbió a la poltrona. Aquello significó que, tras décadas de historia de gobiernos intocables, la justicia por fin parecía hacer temblar a los poderosos. Craso error.

Aquí siempre ganan los mismos. Porque en la "plácida dictadura que vivieron mis padres y abuelos lo peor no eran los asesinatos, sino la soberbia e impunidad de la que siguen haciendo gala algunos hijos de la grandísima meretriz. La inanición de libertades, estímulos y progreso a la que nos condenaron con extrema "placidez". Y algunos se siguen extrañando de que se rechace el franquismo.
Estas personas representan una España que mucha gente, por desgracia, se ha empeñado en olvidar. No sólo perdieron una guerra, perdieron sus derechos y su dignidad. Y ya pueden seguir esperando.

Ésto no cambió con la Transición, al menos no tanto como parecía. Con la Ley en la mano juzgamos al juez y liberamos al culpable confeso, cuando es de determinado partido o ideología. Y hay quien quiere llamarlo justicia. Las escuchas telefónicas sólo valen cuando es a un terrorista o un narcotraficante, pero para pillar a un chorizo que nos ha robado a todos... ¡nunca! ¿Que el delincuente se va a la calle? Al menos se habrá cumplido la Ley. Lo que no sé es si quieren que la gente que quiere que los criminales paguen por sus castigos se tengan que saltar la Ley.

Porque no es imparcial, ya que Oreja llama terrorista al gobierno de todos, y a De Juana le alargan una condena por dos artículos que en otro contexto no llamarían la atención, Gallizo y El Escudo. Conviene leerlos fuera de la presión mediática generada alrededor de su excarcelación tras su cumplimiento de condena, para darse cuenta de que si eso cuesta 3 años de condena, lo de Oreja al menos una amonestación. Pero la corrupción jamás salpica, ni ahora con este precedente, salpicará, al PP. Cualquiera se atreve.
Con esta cara de extraordinaria placidez Mayor Oreja acercó a Iñaki Bilbao al País Vasco durante la tregua de 1998. Con esta cara de extraordinaria placidez permitió que soltaran a Iñaki Bilbao, que se benefició de numerosas reducciones de condena, en 2000. Y con esta cara recibió la noticia de que dos años después, Iñaki Bilbao había asesinado al concejal de Orio Juan Priede. Y sigue predicando.

El mensaje es claro: no se nos puede tocar. Y una señal de la gravedad del asunto es que Falange, heredera de lo peor de nuestro pasado, se querelle contra el juez que intenta juzgar los crímenes franquistas. Hay que recordar que los crímenes republicanos fueron castigados con represión, cárcel y ajusticiamiento y, después, con insidia y marginación. La Transición puso en el mismo punto de partida a vencidos y vencedores, dando como resultado una situación desiquilibrada que aún perdura.

¿Hasta y desde cuándo? ¿Cómo cogieron a una sociedad soberana de los huevos para hacer y deshacer a su antojo? ¿Por qué hay 10 millones de personas que los votan sí o sí? ¿Para cuándo una derecha como Fernando Onega? Escribe esto hoy:
"Ayer quedó claro que el garantismo de nuestro sistema legal favorece al delincuente. Es lo que está en la ley; pero es lo que permite que tantas veces resulte impune robar".
Yo prefiero ser Don Quijote.

Salud & aventura

4 comentarios:

izanik dijo...

Tampoco es de extrañar que todavía no se haya realizado ni un puñetero juicio en contra de alguna figura del franquismo, ni se pueda cuestionar a nuestro magnífico Rey chupatintas. Al fin y al cabo, el Rey fue elegido por Franco, y las piezas que configurarían la democracia fueron colocadas por él. De ninguna otra forma puedo entender el gran tabú legal que existe alrededor de la dictadura genocida. ¿O puede que todavía tengamos miedo de los que ganaron la guerra?

Senior dijo...

Bueno, muy bueno, la sombra de la derecha... no, no es la derecha, es como insinúas la Historia de España, lo peor de esa situación que arrastramos de resignación, es fruto de años y años de abuso, de falta de libertad. Hubo ocasiones, existieron momentos, pero unos "tontos útiles" o "tontos de los cojones" a lo largo del tiempo, gritaron ¡vivan las caenas! y dejo aquí la cita para no alargarme o acercarme en el tiempo, que be con sus gritos, espontáneos o dirigidos, crearon grupo y así nos va, algún poema del siglo veinte, repasa los estereotipos de castellanos, bravos, pero sometidos, gallegos independientes pero exiliados, andaluces, altivos pero sin un duro ... sólo la cultura nos salvaría, y eso, fue un flash, en los años del franquismo, aso permitió una Transición, pero era un paso, y resultó que "ellos", volvieron a los centros de poder mientras la mayoría trabajaba... craso error, funesto desenlace, como dice mi hermano, pero la verdad es que hay que despertarse, y eso Guillermo, se hace uno a uno... ¡alud de ventura!

Arnau dijo...

Amén (con perdón) por el artículo.

El pie de foto de Mayor Oreja ya valdría por uno solo.

Javier Felones dijo...

clap, clap, clap.
Clarividente e ingenioso como siempre antihéroe. Sigue por tu camino