miércoles, 8 de abril de 2009

La pequeña y triste historia de... (I)

"Queremos tu dinero, porque dejamos de beber sangre". Francisco González, presidente del BBVA, te invita a un akelarre bancario. Vía elblogsalmon.com

... las pobres personas que, como yo, están condenadas a tener que pagar algún recibo en el banco. Los que estudiamos y trabajamos por ejemplo, corremos el riesgo de quedarnos sin blanca antes de lo que la Iglesia perdona unos cuantos pecados. Y eso, aunque no lo creamos, es supersónico. Por eso, el riesgo de domiciliar una cuenta, no tener pasta y que te quiten el servicio telefónico, internetero o lo que sea, es un riesgo.

De hecho, hay gente que prefiere recibir la factura, echar cuentas y pagar manualmente el recibo. Creo que es algo legítimo. Si me pasaran de forma automática el recibo del móvil, me dolería de una manera puntual. Sin embargo, cuando me llega la factura ya estoy sufriendo hasta que llega el día 12 -día de vencimiento- y tengo que madrugar para pagar. Así me digo para mí mismo: "tío, usa el tam-tam".

La cuestión es que la gente que por lo que sea -no tener papeles en regla, no tener ingresos fijos, no fiarse de los bancos- no puede o no quiere domiciliar su cuenta, tiene que joderse para pagar. Porque encima de que vas a pagar, sólo te dejan del 10 al 20 de cada mes de 8:30 a 9:00 de la mañana -al menos en el BBVA-. Porque obviamente te están haciendo un favor.

La banquista de la sucursal de mi barrio es una gilipollas como la copa de un pino -un pino muy alto-: "los bancos quieren quitar este servicio como sea porque no produce beneficios". Ajá. De primeras, entonces a tí no te necesito, pero soy un tipo reflexivo:

- Entiendo que a los bancos no les interese que paguemos recibos porque no les genera beneficios. Son unos capitalistas que sólo van a por la pasta, es su naturaleza. De hecho, cada vez más, los cajeros automáticos ofrecen más servicios. Como una tragaperras pero sin premio. Algún día podremos hacer todo con máquinas. ¿Es lo que desea nuestra banquista? Seguro que Francisco González se alegrará de que toda su plantilla piense igual.

- Bueno, en la atareada vida de nuestra banquista es probable que ejecutar el cobro de una factura de teléfono móvil sea una odisea, pero de normal cuesta cinco -qué digo, dos- minutos. Sin embargo nuestra estimada heroína bancaria pasa del tema e intenta remitirnos al cajero automático, demostrando cierta obsesión con el maquinismo y el socialismo utópico. ¿Por qué no aprovechar para atraer un nuevo cliente? ¿Por qué no utilizar los cobros no domiciliados como una forma de captación? Ya no quiero ser Blue.

- Mi madre fue cliente del Banco Postal, posteriormente Argentaria y después BBVA. Y lo sigue siendo. Desde antes de La Constitución, fíjese usté. Muchas veces me tiene que ayudar con mis tribulaciones con la susodicha banquista. Pues a esta señora se la su... le da igual, porque ahora existen cajeros automáticos que hacen todas las gestiones. Y digo yo: vale que no quieras atraer nuevos clientes, pero que no mimes a los que ya lo son -y con veteranía- es de juzgado de guardia.

- Por último: ¿Para qué están los bancos? ¿Para ganar dinero? Pues que les jodan y les va ayudar con sus impuestos la tía Rita.

El resultado de mi reflexión es que creo que a estas alturas deberían poner una casilla en la declaración de la renta que nos indique si queremos en un futuro sufragar los estropicios de los banqueros -los que dirigen el cotarro, los banquistas son los machaca-. Como con la Iglesia. A fin de cuentas la Santa Madre sí que hace cosas por los demás -al menos en principio-.

Los bancos, cada día lo tengo menos claro. Cada día tengo menos claro que no vayan a joder.

Salud & aventura!

2 comentarios:

Arnau dijo...

Cómo estará la cosa que también prefiero un cura que a un banquero.

Demonio!, te imploro, poseeme y ven a mí!

Senior dijo...

¡como crece el erotismo!... todo lo hacen por eso, ... por joder...pero me apunto, casilla ¡¡ ya !!