martes, 17 de febrero de 2009

Irresponsabilidad variable

El presidente de la CEOE. Vía Bendergames.iespana.es

La televisión, ese escaparate al mundo en todo su esplendor y miseria, en ocasiones actua como la más sabia de las maestras. En estos tiempos en los que está tan de moda despreciarla como una caja tonta y ningunearla como un contenedor de basura, olvidamos lo que pudo suponer la televisión. Ciertamente algo más que una enciclopedia o un simple reflejo de la realidad. Podría haber sido un modelo positivo para los jóvenes, un modo de entretenimiento activo y divertido y ciertamente una ventana no al mundo, sino en nuestras cabezas. Como un buen maestro.
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Por fortuna hay pequeñas joyas que subsisten en la inmundicia -yo siempre estoy a la moda- que es la televisión actual. Como por ejemplo Los Simpson, reflejo esperpéntico de la sociedad global, esa de la que disfruta occidente y padece el resto del globo. Su creador, Matt Groening, también es el responsable de Futurama, serie que no gozó de tanto éxito por sus vueltas de tuerca. De aspecto inocente y tontorrón, era mucho más ácida que sus hermanos amarillos.
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Entre sus perlas hay una que nunca olvidaré. El mundo va a acabar por un cataclismo y se encuentran los protagonistas reunidos para tomar una decisión o buscar una solución. Es entonces cuando Bender, un robot con todos los malos vicios humanos, pregunta: "¿El mundo se va acabar?" Y ante lo que parece una respuesta afirmativa exclama: "¡SAQUEO!" y empieza a robar y romper cosas.
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Estoy seguro de haber visto el mismo sketch en Los Simpson, pero no estoy seguro de que sea igual. La cuestión es que la actitud del robot es tan humana como incomprensible. Ante la posibilidad de que todo lo que conocemos se acabe, sólo piensa en su propio beneficio, sin importarle que esa actitud irresponsable haya terminado con la vida en la tierra.
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A él se le disculpa. Es un robot. A Gerardo Díaz Ferrán, no. Este señor, propietario del Grupo Marsans -empresa que el siete de noviembre de 2008 compró cuatro superjumbos, así que de la crisis deben tener poca noticia-, está intentando sacar provecho en tiempos de crisis. Como presidente de la CEOE, el sindicato del patrón, está intentando que su grupo empresarial pueda costearse nuevos superjumbos abaratando el coste de sus empleados. Maldita abolición de la esclavitud, medita el pobrecico.
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Y es que la empresa, en el sentido más fieramente capitalista, niega que en su razón de ser tenga algo que ver con la constucción de una sociedad, la realización de las personas o la consecución de un bien común. Un empresa sirve para hacer pasta, punto. Nada más. Como si en un viaje al pasado se tratara, dentro de poco tendremos que agradecer los latigazos que nos den por la mañana para ir a trabajar.
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Lo peor de todo es la posición de poder de la que gozan. Hace poco don Gerardo -tiene toda la pinta de ser llamado así en la intimidad- propuso un simpático contrato de crisis. Consiste en que puedan echar a todos esos engorrosos indefinidos y maleantes que han dado su vida a la empresa para contratar gente nueva. Esa gente nueva, además, saldrá mucho más barata y también podrá ser deshechada de forma aún más sencilla. ¿Qué no quieres que te echen? Cobra menos. Si al empresario le sale barato despedirte, su bolsillo y su corazón estarán más aliviados de echarte a la calle.
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Lo mejor eran las razones: si no se abarata el despido seguirá habiendo 6000 nuevos parados al día. Si se abarata el despido, empezaremos a contratar barato y a echar gratis. Una masa de gente, no tiene por qué ser honrada, deambulando de trabajo basura a trabajo basura, mal remunerado y sin apenas coberturas ni opciones de futuro. Y sí amigos: yo termino este espléndido año una doble carrera universitaria de seis años. Manda Trillos.
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Las medidas del Gobierno no están sirviendo para mucho. No parecen haber reaccionado todavía, aunque creo que la situación es en extremo difícil. Con los bancos dando beneficios multimillonarios y cerrándose a conceder créditos -minando la confianza y la reactivación del mercado-, el sector de la construcción saturado, corrupto y colapsado -antiguo motor de españaza-, una crisis internacional que afectará al turismo -lo notará, es nuestro otro pulmón-, los empresarios intentando maximizar beneficios en vez de arrimar el hombro -parece que se hacen ricos solos y los ingratos trabajadores son estorbos- y los partidos políticos de la oposición pendientes en elecciones, crisis internas y en autodestruirse.
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Estamos terriblemente solos y desampardos, con los músculos sociales atrofiados en la sociedad del bienestar. Cuando todos mangaban, eran corruptos y nos trataban mal, pero teníamos para irnos a Salou o Benidorm, sonreíamos y no le dábamos importancia. Ahora que toca llorar, del ¿que hay de lo mío? y de exigir responsabilidades, sólo podemos mirarnos en el espejo. Lo qué no sé es si sabremos qué hacer. Como dice una canción de LV: "¿Seremos capaces?"
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Salud & aventura.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Joder, me has deprimido. Me voy a la cama.

Anónimo dijo...

¿A la cama a estas horas? A mi si que me acabas de deprimir

Anónimo dijo...

yo trabajoen marsans y de verdad que es volver a la epoca de la esclavitud ,todo el dia trabajando bajo amenazas

Anónimo dijo...

¡chsss!... ¡callaos y a la cama!... nos van a oir...

Anónimo dijo...

El ultimo párrafo, terriblemente pragmatico.

izanik dijo...

Qué razón tienes, Antihéroe. Al menos mis padres tenían un ideal y hacían manifestaciones, pegaban carteles, creían en algo. Acabaron con una dictadura e instauraron la democracia. Hecho de menos los ciegos ideales.

Un abrazo desde Escocia