lunes, 5 de marzo de 2012

La rabia del hombre viejo





A veces, cuando no logro olvidarme de lo que pasa a mi alrededor, procuro analizar los problemas y encontrar soluciones. Leo, escucho, pregunto. También intento compartir mis puntos de vista para ver si voy por el buen camino o no. Tengo varias páginas escritas para una propuesta política fundamentada en los mínimos. Ultimamente no dejo de pensar en los vicios del discurso económico y político imperante y sus posibles respuestas. Me gustaría escribir sobre cómo Rajoy pretende (pretendía) repetir el milagro de Aznar. Escribir sobre cómo eso que llaman "productividad" es una estafa. Proponer modelos empresariales que pueden desterrar ese antagonismo entre el beneficio privado y el bien público. Y entonces leo esto: 



Cuesta escribir una sola línea cuando todo el mundo ve las cosas aún más negras que tú. Cuando uno se desayuna con noticias como ésta, que sólo subrayan el hecho de que vivimos bajo el yugo de una panda de inútiles para los que no somos más que ganado. Cifras que recortar. No sé qué sentido tiene deprimir un país en la pobreza para salvarlo. Me recuerda al tratamiento medieval de las sanguijuelas. Desangrar a la víctima hasta que un milagro la salve o finalmente acabe de matarla. Eso sí, ahora como entonces, los que aplican el tratamiento no se juegan nada.

Existe una brecha, cada vez más grande, entre los que tienen cierta seguridad frente al futuro y los que no. Los que están sin trabajo, en condiciones duras y difíciles, ni están ni se les espera en el resurgir que siga a las cenizas de esta crisis, alimentarán la hecatombe. Aquellos que nos resbalamos hacia el precipicio, sin otro asidero que la familia, sólo podemos alzar un grito mudo. Los que están a salvo, o eso creen, sacrificarán a todos los que sean necesarios antes de que les toque el turno a ellos. Es precisamente esa visión cortoplacista y su pertinaz sordera lo que nos ha condenado a los demás.

En una cosa tiene razón el presidente Brey,  da igual que protestemos. Por la sencilla razón de que cuentan con que seremos mejores que ellos. Que seremos justos, que seremos honestos y que no haremos ningún mal a los inocentes. Por eso ni siquiera nos tienen miedo. Yo soy un número nada más, pero intento empatizar con ellos. Ver cuál es la mejor solución para ambos. Simplemente el ser consciente de un ellos y un nosotros, de esa dicotomía, me resulta repugnante. Y son cada vez más los que se sienten orgullosos de ser una minoría cada vez más minoritaria. Cegados de luz artificial.

Cada vez estoy más convencido de la inutildiad de las palabras y los hechos. Da igual lo que haga o lo que intente, nada depende de mí. Me han robado hasta la posibilidad de pensar en un futuro. Y lo peor es que es algo imposible de transmitir hasta que estéis aquí a mi lado.

Pero estáis muy lejos, tranquilos. Lejos de la rabia impotente del hombre viejo.

Salud & aventura.


3 comentarios:

Senior dijo...

Muchos, algún día sabrán que son polillas...revolotean cerca de la luz, se sienten iluminados, puede que desprecien a los que se quedan en la sombra de la noche, pero ellos cuanto más se aproximen, cuanto más cerca esten de la luz...perecerán, mientras el resto, estaremos viendo las estrellas.
Nos queda la esperanza.
¡alud de ventura!

Antiheroína dijo...

Siempre intento alentarte, animarte, pero la verdad que leyendo cosas como éstas, una y otra vez, ya no se que decir.
Pero, por otro lado, siempre queda algo y yo tengo claro que quiero ver las estrellas y que tu te vendrás conmigo, cuenta con ello.

Uno que pasa dijo...

Dos cosas.

Una. Estamos bajo yugos de personas muy listas. Lo digo porque todo lo mal que lo hacen y aún así ahí siguen, hay muchos ejemplos, pero el mayor de todos para mi es Berlusconi.

Dos. La ideas se las lleva el viento. Muchas veces me da por empezar un blog medio medio e ir poniendo las ideas que voy teniendo, para en un futuro ponerlas en práctica. Lo triste es que se me ocurren en sitios donde no puedo escribir o no ha lugar a plasmarlas (y se me olvidan, pero son buenas).

Es triste pensar como se puede hacer las cosas, lo fácil que es copiar y lo mal que lo hacen.

Sin más saludos.