martes, 22 de febrero de 2011

Cosas que pasan (XVII): Nosladamus y los peces que mueren de sed

El médico y ocultista judío Nostradamus.
Nostradamus habría tenido un presente brillante en la actualidad. Tendría más materia prima para sus profecías que Tele5 en un asesinato múltiple entre famosos para alguno de sus programas (o para casi todos). El único problema que tendría sería discernir entre sus inventos, visiones y la pura realidad. Los grandes teóricos de la información, y también algunos de nuestros vecinos, afirman que el mundo sigue igual que siempre, tal vez algo mejor, pero que los medios de comunicación magnifican todo al traérnoslo a casa a la hora de comer por la televisión. En el siglo XVI, con la peste bubónica y tal, posiblemente nuestro entrañable y profético francés tuvo que estrujarse el cerebro para imaginar un futuro desolador.

De todas formas el mundo de la profecía no es tan complejo. Todo está abierto a la interpretación de las generaciones venideras. Es como el tema de los horóscopos. Todos son iguales, pero sin embargo acomodamos sus mensajes a las sensaciones de ese día en concreto. Si tienes un día de mierda, o te lo ratifica o te abre una puerta a la esperanza. Si no, siempre puedes mirar otro horóscopo. 

Además, cuando quieres predecir algo, tienes que contar con que muchas cosas son cíclicas. Siempre hay terremotos, como el sufrido recientemente en Nueva Zelanda. O incendios, inundaciones, huracanes y hasta volcanes. El clima tiene sus ciclos, en muchos casos predecibles con mayor o menor exactitud, y sus resultados impredecibles. Esto nos deja que, con una previsión a tiempo infinito -contamos con todo el tiempo del universo-, podemos acertar casi siempre. Incluso la física cuántica, con todo el tiempo del mundo, nos dice que acertaremos siempre.

Luego está la naturaleza humana. Puedes esperar cualquier cosa de cualquier persona. O eso dicen. Estoy convencido de que nos han metido en la cabeza que todo es una mierda para que, mientras todos nos hundimos voluntariamente en ella, unos pocos disfruten de las muchas cosas buenas que ofrece la vida. Y esto se consigue porque tenemos una memoria muy frágil. Sólo así puede existir gente que viendo lo que pasó con Rumasa  no viera ninguna similitud con Nueva Rumasa. El drama que se escondé detrás de la estúpida pantomima de los Ruíz-Mateos es terrible. Miles de personas sin su dinero y sin un emepleo, mientras que este abosceno vividor tendrá en algún paraíso financiero millones para su jubilación de él y sus 13 hijos.

Cuando hay que hacer una apuesta por el futuro siempre hay caballos ganadores y caballos perdedores. Ruíz-Mateos es un caso de caballo ganador, como Fabra o Camps. Gente que haga lo que haga no pierde ni la sonrisa ni la poltrona. Otros siempre lo hacen todo bien, como los grandes ejecutivos y sus bonos. Y otros que siempre pierden, que debemos ser todos los demás. No es que nos manipulen, es que nos manipulamos nosotros solos. 

Creamos necesidades artificiales como cambiar de móvil, tener zapatos a juego con toda la ropa de nuestro armario o comer palomitas en el cine. Es fácil acertar que una moda va a triunfar cuando se está trabajando en ello. Pero son trampas para inflar nuestra caricatura en los espejos, porque cuanto más tenemos más feo resulta luego todo, también más predecible. O morimos, como un joven letonio a manos de un policía y doctor de derecho, tras pasarse toda la película comiendo palomitas. Como la justicia nos ha abandonado, el agente y doctor de la ley decidió tomársela por su cuenta. Desenfundó su pistola y resto un nombre más de la lista negra de los amantes del cine.
El de la derecha está masacrando a su pueblo y el de la izquierda ha sido acusado de prostitución de menores mientras los demás miran. Reunión de "líderes" mundiales. 
Aunque siempre hay lugar para la sorpresa. Eso deben estar pensando los tiranos del mundo árabe tras las revoluciones de Túnez y Egipto. Mientras los sátrapas depuestos están muriendo lejos de su hogar, los que quedan están dando motivos de sobra para seguir su camino. El máximo exponente de esto último es el amigo de occidente Muamar al-Gadafi, que venía con su jaima hace bien poco a hacer negocios. Ahora asesina a su propia gente con nuestras armas. Ahora está saboteando las instalaciones petrolíferas que compraron esas mismas armas y de las que dependemos en Europa.

Pero no sólo de sátrapas africanos vive el hombre. Al último neandertal y primer ministro de Italia, el caballero Silvio Berlusconi, le van a hacer un "Alcapone". Parece que, tras años de abusar de su país y de la paciencia internacional, va a ser juzgado por abuso de poder y prostitución de menores. Tres serán las juezas que decidan qué hacer con él, mientras en la calle parecen tomar conciencia de quién ha estado dirigiendo los designios de Italia los últimos años. ¿Nos daremos cuenta los demás?

No, aquí somos más ingenuos. Hoy 2.500 científicos han hecho llegar a la Moncloa una carta en la que se pide un "Pacto por la Ciencia". La súbida del precio del petróleo ha supuesto un gasto adicional de 6.000 millones de euros, lo mismo que destinamos a I+D+I. Con la que se está liando en el Magreb, podremos despedirnos de las partidas de Educación y Sanidad mientras millones de personas se congregan para ver Tele 5 y sus productos basura. Pero ya lo dice Paolo Vasile, es lo que la gente quiere.

Y si no, siempre queda la sutileza. Mi amada Fuencisla, Condesa consorte de Murillo y Espe para los "amigos" -si los tiene-, ha decidido llevar un paso más allá las teorías más radicales de los neocon. Ha sido operada de un cáncer de pecho por el sistema público de salud madrileño al que lleva intentando privatizar varios años. ¿Habrá reconciliación? Teniendo en cuenta que no ha tenido que hacer lista de espera como todos los demás madrileños, todo apunta a que sí. O es una argucia para ganar aún más votos de los fieles madrileños, que verán en ella a una superviviente de la sanidad pública y se convencerán de que, aunque los hechos digan lo contrario, ha trabajado mucho por la sanidad madrileña.

Nada más lejos. De aquí a tres días descubrirán que se han olvidado un bisturí en el interior de su pecho y una infección masiva acabará con ella. De superviviente a mártir, los madrileños saldrán a la calle para acabar con la sanidad pública, gasto innecesario por su poca eficiencia. Los ingleses, que son más prácticos, tienen un Primer Ministro dispuesto a privatizar todo el sector público menos las fuerzas de seguridad y la justicia. En eso vamos por delante, porque nuestra justicia no sirve para nada.

Si Michel de Nôtre-Dame viviese en estos días elegiría otro nombre profesional. Y sé que es un chiste fácil, pero no deja de ser cierto. Nos han enseñado a quedarnos de rodillas ante lo negativo, pero nadie nos dice qué se ve al estar de pie. Uno se cansa de estar siempre en la casa de terror del parque de atracciones que es la vida. De tenerlo todo, pero tenerlo encima, aprisionándote. Del esperpento de Valle-Inclán.

Dicen que a este paso se acabará el petróleo, que las ondas de los móviles y el wi-fi acabarán con nosotros, que seré pobre y que, en mi lecho de muerte, no habrá ninguna certeza. Que nos la damos y que, por eso, confiemos en los peores, en los ladrones y tiranos. Que les demos nuestra libertad, nuestra dignidad y la vida, porque las perdimos hace tiempo. Pero algo nos dice que eso no es cierto.
Porque somos peces que se mueren de sed, para nuestra incredulidad.

Salud & aventura.


PD: Está feo, lo sé, pero en el Politikón continua mi visión histórica de la filosofía.

1 comentario:

Senior dijo...

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Me calma, me sosiega, me espanta, me anima,me reconcilia con los otros, me confunde, me enoja,...
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