viernes, 17 de septiembre de 2010

La generación del porvenir


Javier Álvarez es un cantante madrileño con un puñado de grandes canciones. Una de ellas, La edad del Porvenir, es una canción que siempre me ha hecho pensar. Pensada y compuesta para otra generación, la de aquellos que en los 90 tenían 20 años y que ahora empiezan a enfilar la cuarentena, se ha ganado un hueco en la eternidad. ¿Por qué? Por la vigencia, triste pero cierta, de la letra y título de la canción.

Nunca he tenido sentimientos corporativos. Mis "pertenencias" -de pertenecer a algo- se han circunscrito a mi familia y poco, muy poco, más. La identificación con un colectivo siempre me ha supuesto un problema. Sencillamente porque me asusta la aceptación acrítica con una infinidad de intereses ajenos, con la que parece identificarse el tema. Sólo el verdadero amor -y sí, digo amor- distingue el borreguismo del compromiso por un fin concreto, por terrible o magnífico que sea.

Un fin, al fin y al cabo. Tiene gracia que la toma de conciencia de mi pertenencia a mi generación se produzca cuando ha desaparecido la busqueda de un fin. Cualquier fin. De la generación X a la generación de la droga de los 80. De los JASP a los del 68, los idealistas que trajeron la "democracia". A nosotros, los amantes de las etiquetas, nos han bautizado como la generación "ni ni". Mientras los organismos internacionales alertan de una "generación perdida".

Una alerta para la que no encuentran un Tamiflú, el medicamento milagroso que nos iba a salvar de la pandemia de la gripe A. Por desgracia emplear a los jóvenes no enriquece a las grandes corporaciones y, lo más peligroso, la situación no preocupa ni a los propios afectados. El mundo no nos pertenece y nos dio igual, ya que las generaciones anteriores se fueron colgando medallas y recogiendo los méritos de las anteriores con una salvedad: no quieren pasar el testigo. Nos prefieren tranquilos en el sillón.

Sólo hay que ver las calles. Treintañeros de botellón, mujeres de cuarenta vestidas como niñas, hombres de 50 consumiendo drogas para escarnio de sus hijos. Veinteañeros en perpetua adolescencia, incapaces de andar sin el apoyo superprotector de papá, mamá o la sociedad. Mientras que los jóvenes quieren cuanto antes las ventajas de la vida adulta, traducido en sexo, droga y "hago lo que me da la gana" -al fin y al cabo, es Física o Química-, los maduros quieren todas las ventajas de la eterna juventud, traducido en incapacidad al compromiso -"no estoy preparado"-, irresponsabilidad -"eso no me corresponde" o el perpetuo carpe diem: "aún soy joven, tengo que disfrutar".

El problema, como siempre, sólo se puede contemplar con perspectiva. Si un hombre de 40 años quiere consumir como cuando tenía 20, o tiene menos hijos o no los tiene directamente. Al haber menos jóvenes, baja su interés como objetivo publicitario, por lo que el consumo se reorienta al colectivo más numeroso. No sólo eso, resulta que también son los que mayor poder adquisitivo tienen, porque son los que trabajan. Trabajan más para mantener su poder adquisitivo, trabajan más porque están en edad de trabajar y porque les tocó su ración de prosperidad. Y la culpa es nuestra por vivir por encima de nuestras posibilidades.

En Islandia también van en 4x4 a por los niños.

Papá y mamá tienen que trabajar para recoger a su hijo en el 4x4, para vestirles con la última prenda de marca y para mantenerle entretenido el mayor tiempo posible con lo útimo en ocio. ¿Para qué estudiar si mi padre era pocero y ahora es millonario? ¿Para qué estudiar si mis padres pasan de mí para no tener que discutir? ¿Para qué cambiar si ahora tengo todo a lo que aspiro? A lo que aspiramos los jóvenes es a disfrutar, divertirnos y reducir nuestra conciencia social a un verano solidario en el Sur.

Llegará un momento que las generaciones posteriores a la mía tomen el relevo de la generación predecesora. Y no serán niños rubios de ojos azules, ni me importa. Mi generación está demasiado ocupada divirtiéndose, disfrutando y donando sus 10 euros de paga a Unicef como para ponerse a procrear y lo que conlleva -compromiso, sacrificio-. Además, recortarán en educación para poder mantener a los millones de pensionistas acostumbrados a la vida loca. Esto ya pasa en Alemania, donde necesitarán millones de inmigrantes en los próximos años. Y los que no tienen nada, además de tener más hijos, tienen más hambre que los niños obesos y mimados.

Yo estudié filosofía y peridismo. El segundo es uno de los mercados laborales más vulnerables, rastreros y afectados por la crisis. Del primero me han robado todas las salidas laborales a mi alcance -docencia- con la llegada de Bolonia y los másters. Porque ahora que miles de profesores van a jubilarse, es un buen momento para hacer negocio a costa de mi generación. Por fortuna, existimos para el mercado. Para exprimirnos a nosotros -o nuestros padres- para seguir aumentando los beneficios de este sistema cojonudo.

Desde que escribo -escribía- este blog, me he dado cuenta de que siempre ganan los mismos. Por fortuna, soy igual que los demás. Da igual que no tenga 30 años. Que no me llueva el dinero del cielo como a muchos jóvenes. Soy de la generación del porvenir porque sólo me queda eso.

Ver que queda por venir.



Salud & aventura.

4 comentarios:

Senior dijo...

...leyendo, leyendo, iba pensando en lo cruda que es la realidad, y como sabes, soy algo "optimista antropológico"... creo que hay que estar pendientes del por llegar, lo que está por llegar, venir es un proceso dinámico, llegar, es una concrección. Ha llegado, esta aqui...
Veo chungo lo que hay, no te lo niego, pero, modificar el medio, es lo que genera la civilización, y he observado que con muy pocos, pero pocos, hemos llegado hasta aquí...
Ahí estamos, y aunque me pese, seguimos igual, un grupo pequeño, juntos o separados nos llevará al siglo XII, y el resto, seremos los coros del teatro griego, del teatro del mundo, ¿influiremos?, depende de si cuentan con nosotros o nos desperdician, si aciertan al elegir...
¡Alud de ventura!

Senior dijo...

Bueno, bueno, el siglo XII ya lo pasamos, me queria referir al siglo XXII... ejem, lo siento...

Arnau dijo...

"...los maduros quieren todas las ventajas de la eterna juventud..."

Ahí has dado en el clavo, como en todo el resto del post, por otra parte. Siempre he pensado que quien dice que en otros tiempos se vivía mejor no es que añore aquellos tiempos, lo que añora es su juventud de aquellos tiempos. Lo que entronca con tu argumentación.

Eres un auténtico filósofo. Y te lo digo como alguien que te admira, no como Ibrahimovic.

Uno que pasa dijo...

Ayer me dio por ver Redes (gran programa http://www.rtve.es/mediateca/videos/20100530/redes-30-05-10-desmontando-mitos-sobre-mundo/786197.shtml) y hablaban de estadistica y el mundo, a grosso modo. Había un sueco, Hans Rosling, profesor de salud pública del Instituto Karolinska, sueco revela la cara fascinante de los números y las estadísticas, y su inmenso poder para explicar el pasado y el futuro del mundo y que diferenciación de ricos o pobres ya no existe, vamos que se va difuminando. Ahora no son ricos o pobre, desarrollados o subdesarrollados, solamente que evolucionan. http://www.gapminder.org/ herramienta muy buena estadística.

Hans y ponen un gráfico en una pantalla en el que ponen ingresos de que país está mas evolucionado y cual menos. En la cola los Africanos y en la cabeza Luxemburgo, y explicaba que todos los demás tienen un objetivo, y el camino hecho, así que copiar y coger las herramientas de los más evolucionados.

La pregunta que me surgió y me respondió el programa es que en el siglo pasado había países evolucionados y se tenia ganas e imaginación donde sus dirigentes sabían donde llevar al país. Había necesidades. Actualmente se ha llegado arriba, ¿Y ahora que? No se tiene idea a donde dirigirnos, se hacen programas a 3 años. Los políticos no dan ideas y carecen de imaginación, solo buscan lo inmediato, no ven futuro o esperan que se lo den otros. Lo países como China, India, Brasil, y un amplio etcétera hacen planes a 25 años con idea ya que saben que hay que hacer porque hay países más evolucionados. Otra cosa es como lo hagan. Lo que quiero decir es que actualmente no saben que hacer y si ellos no saben donde ir, no preparan a los más jóvenes y así nos van.