El otro día estuve pensando. No mucho, claro, hacerlo provoca crisis existenciales. La cuestión es que estaba conduciendo a casa mi Marbella, sin la radio puesta -porque no tiene-, y una bombilla se encendió en mi cabeza. ¿Qué pasaría si todo en la vida no se tratara de A o B? Personalmente siempre me he preocupado de intentar elegir lo mejor, lo menos malo, o he elegido consecuentemente algo sabiendo que era lo peor -no seré el único, ¿no?-.
En ocasiones es así. Por ejemplo la estrategia de EEUU en Afganistán está siendo un fracaso, podrían haber optado por otra -yo no sé cual, que conste-. O Axel Witsel, jugador de la liga de fútbol belga, podría haber elegido entrar más suave y no romper la pierna a Marcin Masilewsk, un contrario durante un partido. También puede resultar erróneo devolver 460.000 dólares (315.001 euros) a un empresario tras encontrarlos en tu autobús para recibir una recompensa que no llega a los 60 euros. No porque el empresario haga mal, más bien por la de vueltas que dará entonces tu cabeza pensando. La conciencia quizá moleste menos cuando tienes mucho dinero. Además, pensar mucho es malo, provoca crisis exsistenciales. Lo dije arriba.
Hay un dicho que me gusta mucho, que resume toda una filosofía de vida: "No hay mal que por bien no venga". Todo tiene más de una faceta, y depende de nosotros sacarle provecho. Como diría Fito, "soy todo lo que me pasa". El viejuno y difunto Ortega y Gasset -que era una sola persona- diría "yo soy yo y mi circunstancia". Al final en la vida no se trata de discriminar opciones, sino de ir llenando un saco. Y la única diferencia entre lo que se queda fuera y lo que está dentro, es su situación espacial.
Porque hay decisiones en la vida que son equivalentes. Llegué a la conclusión de que no siempre es blanco o negro, es todo rojo. Para alguien que odia tomar decisiones es lo peor que puede haber. ¿Cómo haces? ¡No tienes ninguna pista! Qué miedo da este descubrimiento. Ahora resulta que jamás me equivoqué y que nunca acerté con tantas cosas. A lo mejor interpreté el mundo de forma demasiado maniquea. Pero son tantas preguntas las que tengo ahora...
¿Por qué debemos tomar una decisión? ¿Cómo escoger entre dos nubes del cielo? ¿Entre dos gotas de agua? Alguno dirá que es más fácil, porque la elección dará igual. Yo creo que es al revés. Si no hay una razón, ¿para qué decidir?
Siento esta rayada tan terrible. Será la gripe A, que está infiltrándose en mis defensas.
Salud & aventura.
En ocasiones es así. Por ejemplo la estrategia de EEUU en Afganistán está siendo un fracaso, podrían haber optado por otra -yo no sé cual, que conste-. O Axel Witsel, jugador de la liga de fútbol belga, podría haber elegido entrar más suave y no romper la pierna a Marcin Masilewsk, un contrario durante un partido. También puede resultar erróneo devolver 460.000 dólares (315.001 euros) a un empresario tras encontrarlos en tu autobús para recibir una recompensa que no llega a los 60 euros. No porque el empresario haga mal, más bien por la de vueltas que dará entonces tu cabeza pensando. La conciencia quizá moleste menos cuando tienes mucho dinero. Además, pensar mucho es malo, provoca crisis exsistenciales. Lo dije arriba.
Hay un dicho que me gusta mucho, que resume toda una filosofía de vida: "No hay mal que por bien no venga". Todo tiene más de una faceta, y depende de nosotros sacarle provecho. Como diría Fito, "soy todo lo que me pasa". El viejuno y difunto Ortega y Gasset -que era una sola persona- diría "yo soy yo y mi circunstancia". Al final en la vida no se trata de discriminar opciones, sino de ir llenando un saco. Y la única diferencia entre lo que se queda fuera y lo que está dentro, es su situación espacial.
Porque hay decisiones en la vida que son equivalentes. Llegué a la conclusión de que no siempre es blanco o negro, es todo rojo. Para alguien que odia tomar decisiones es lo peor que puede haber. ¿Cómo haces? ¡No tienes ninguna pista! Qué miedo da este descubrimiento. Ahora resulta que jamás me equivoqué y que nunca acerté con tantas cosas. A lo mejor interpreté el mundo de forma demasiado maniquea. Pero son tantas preguntas las que tengo ahora...
¿Por qué debemos tomar una decisión? ¿Cómo escoger entre dos nubes del cielo? ¿Entre dos gotas de agua? Alguno dirá que es más fácil, porque la elección dará igual. Yo creo que es al revés. Si no hay una razón, ¿para qué decidir?
Siento esta rayada tan terrible. Será la gripe A, que está infiltrándose en mis defensas.
Salud & aventura.
2 comentarios:
Alguna vez, pensando pensando, tambien descubrí cual era el castigo divino... luego, un programa, "un, dos, tres..." usaba ese castigo de los humanos, supongo que para desdramatizar, <<¡¡elegir!!>> ... si optas por A dejas B, si avanzas por 3 dejas 4...si eliges Jose Luis dejas Mariano (esto puede ser menos grave¿o no?)si sigues este camino te saparas del otro... pero ahora me has hecho pensar más y lo mejor es que en positivo... ¿y si las dos opciones son buenas?... no se, no se, seguro que llega alguien, me dice ¿y si las dos son igual de malas?, y va y me chafa el optimismo, pero ¡que puñetas! si las dos son igual de malas es que no tengo opcion y no debo sentirme culpable...¡gracias! es un buen mensaje optimista...
Tienes razón, para mí el año pasado sólo tuvo un color, aunque fuera estampado en franjas blaugranas.
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