lunes, 22 de junio de 2009

Prefiero ser tonto


Dicen que tonto es el que hace tonterías. Vale, no lo dice la gente, lo dijo Forrest Gump, pero para el caso da igual. La sabiduría popular, en todas sus vertientes, es un fenómeno que tiene su epicentro en alguna parte. Por eso, esta frase cinematográfica, está firmemente asentada en la sabiduría popular.

Otra cosa es, que como todo saber, la sabiduría popular se pueda equivocar por todo lo alto muchas veces. Posiblemente mucha gente vivió sin ningún tipo de reparo en un mundo plano en el centro del universo, y jamás se preocupó de toda el agua que se caía por los bordes. Igualmente, la física cuántica nos explica como funcionan los átomos, pero la realidad antes se explicaba con el mismo grado de precisión en las paredes de las cavernas.

"Tonto", según Gump, somos todos. Todos somos capaces de hacer tonterías, como cuando nos enamoramos. ¿Es tonto el enamorado? Podríamos decir que "enamorado" es "el que hace tonterías", generando así un subuniverso del universo "Tontos" que propone Forrest. ¿Cuántos más subuniversos estarían dentro de este universo? Pues como contestaba en el comienzo de este párrafo, casi todos.

El problema está en la consideración de la estupidez humana. Einstein, que era un tipo listo, tenía su teoría. "Hay dos cosas infinitas: el universo y la estupidez humana. Y de lo primero, no estoy seguro". Por algo dicen que somos el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra, hasta un máximo de 37. Porque para entonces, lo hacemos por placer y no cuenta como tropiezo.

Las creencias no sólo nos han dejado cosas pintorescas como la religión o las supersticiones. También nos ha dejado la tendencia, inherente al hombre, de tragarnos las mayores falacias de la historia. Y qué si Ahmadinejad tiene 3 millones de amigos invisibles* con derecho a voto. Eso sólo quiere decir que la República Islámica de Irán es la menos discriminadora del mundo: permite el voto fantasma. Lo único malo que te puede pasar es ser homosexual. La mentira que nos creemos se torna en olvido en sus víctimas.

Nuestra clase dirigente, y no me refiero al fútbol, ha demostrado con creces ser "tonta". No sólo por las tonterías que dicen o hacen, sino por su miserable condición humana. Esto les exime a ellos de su inaptitud, y nos explica algo que deberíamos saber ya: tenemos los gobernantes que nos merecemos. Porque, sí, somos humanos.

Sin caer en el intelectualismo moral de gente como Sócrates, que decía que con información, todo el mundo era bueno, no entiendo sin embargo, la maldad deliberada. Una cosas es que nuestra conciencia pueda convivir con el hecho de que nuestro modo de vida supone la mera subsistencia de otros. Pero votar a gente que ampara a asesinos para sacar beneficios políticos... Eso no es tontería ni lo hacen los tontos.

Eduardo Puelles posiblemente fuera tonto, como tontos somos todos. Sócrates en eso tenía razón, y es que sólo el mayor ignorante puede considerarse libre de "tontuna". Pero algo le diferencia a Puelles de sus asesinos: él no era malvado. Porque sólo hay maldad, biliosa y execrable maldad, en los cerebros y corazones de los etarras y sus simpatizantes.

Yo llegué a pensar que quizá Iniziatiba Internazionalista -o cómo coño se escriba, a estas alturas me da igual- podía ser un vehículo democrático para el mundo abertzale, que aunque parezca mentira, cada día está más cansado de ETA. Incluso supe que su cabeza de lista,
Alfonso Sastre, era un poeta madrileño que había luchado contra el franquismo y que tenía una obra teatral reconocida. Llegué a preocuparme por el hecho de que sus votos fueran traspasado a otros partidos en algunos lugares.

Pero luego te das cuenta de que siguen siendo la misma escoria perezosa que prefiere que le hagan la campaña las bombas y las pistolas en vez de proponer un cambio de verdad. Que me digan por qué yo, como navarro, tengo que apoyar la independencia. ¿Tendría trabajo? ¿Tendría una casa? ¿No habría contaminación? ¿Me tocaría la lotería todos los días?

A día de hoy sólo me ofrecen muerte, odio e incomprensión. Y no, no os engañéis. Los que matan, los que los apoyan, y los que no los condenan, no son tontos, ni gilipollas, ni ningún exabrupto más fuerte. Son malvados y reflejo de lo más bajo en la condición humana. La sabiduría popular nos enseña que quizá todos seamos tontos, pero esta gente traspasó su umbral hace tiempo.

Yo mientras tanto, prefiero ser tonto como Forrest Gump. Porque hacer tonterías es humano. Y lo suyo, no.

Salud & aventura.

PD: Cuando comencé este blog habían matado a Ignacio Uria. Nunca pensé que así sería mi entrada número 90. Alfonso Sastre vaticina que si el Gobierno no abre una negociación con ETA, vendrán "tiempos de mucho dolor". Parece que este señor miserable está empeñado en que haya muchas más.

3 comentarios:

Uno que pasa dijo...

Plas plas plas plas plas!!!!

Senior dijo...

...yo también prefiero ser tonto, como todos los que en el mundo han sido... y serán.

Arnau dijo...

Después de leer esta entrada constato que no me equivoqué cuando te puse como unos de mis blogueros de cabecera.

Por cierto, ¿el de la foto eres tú o el cantante de Coldplay? Con el mermado de la izquierda no tengo dudas.