domingo, 15 de marzo de 2009

"El demonio es una locura contagiosa"

Locura contagiosa.

No lo digo yo, lo leí en Publico.es. Al parecer en las comunidades indígenas misquitas, en la zona del río Coco cercana a la costa atlántica de Nicaragua, padecen una extraña forma de locura colectiva que reaparece cada varios años. Se extiende como un contagio, sobre todo entre chicas de 15 a 18 años, y los ataques pueden durar varios meses. Los síntomas consisten en un trance catatónico que alterna con ataques de pánico e histeria, a veces acompañados de impulsos violentos. Allí le llaman Grisi Siknis, literalmente "enfermedad de locura".

Un antropólogo experto en Grisi Siknis -se llama Phil Dennis y es profesor de la Universidad Tech Texas, de dónde si no- habla de síndrome ligado a la cultura, ya que otras comunidades aisladas o autosostenidas sufren males parecidos. Pone como ejemplo el pibloktoq o "histeria ártica" de los esquimales, repentina y completamente irracional. Dennis no trata el problema como una mera superstición, sino como el equivalente cultural de la anorexia y la bulimia que proliferan en las sociedades occidentales.

Yo tengo un ejemplo perfecto para Dennis aquí, al lado de mi casa. También tiene un nombre exótico: Batasuna. Dentro de un delirio colectivo, esta tribu de acolitos del terrorismo y el asesinato, han condenado los recientes atentados del IRA Auténtico y el IRA de Continuidad. Siguen sin condenar los atentados a sus vecinos, pero se justifican: en Irlanda del Norte existen cauces democráticos que desestiman la violencia. ¿Cómo el diálogo que ellos rechazaron? ¿Cómo la democracia que volatilizan mediante coacción? Totalmente irracional.

Estos casos de grisi siknis, pibloktoq o Batasuna se pueden explicar de forma perfectamente natural en psiquiatría. Son un tipo de enfermedad psicogénica de masas (EPM), una histeria colectiva capaz de "propagarse como una rápida infección y que encuentra su caldo de cultivo en situaciones sociológicas de gran estrés, como guerras o hambrunas". Yo incluiría en el caso batasuno la estupidez.

Pero hay explicaciones más convincentes. Como la del demonio: en 1518 lanzó a cientos de residentes de Estrasburgo a danzar hasta la muerte, en la mejor documentada de una decena de "epidemias de baile" que sacudieron la Europa medieval. Y en Tanganika -Tanzania- se extendió una epidemia de risa en 1962. Todo comenzó con un chiste en un internado y los ataques incapacitantes de risa y llanto atacaron a 95 de las 159 alumnas, obligando a clausurar la escuela, lo que extendió el contagio a las aldeas. Afectó a 1.000 personas, forzó el cierre de 14 colegios y sólo la cuarentena logró su remisión dos años y medio después. Los médicos que investigaron el suceso no hallaron una explicación. Ni siquiera registraron el chiste.

La epidemia de risa produjo dolor, desmayos, problemas respiratorios, erupciones cutáneas y ataques de llanto. Se puede decir que no tuvo ni puta gracia. Como ninguna de las plagas de irracionalidad que nos persiguen hoy en día -la política española entre ellas-. No digo que lo oportuno sea volver a la brujería y las hogueras -que igual-, pero lo cierto es que el demonio es una locura contagiosa. Y a veces se enquista en una sociedad y la lacera todos los días. Igual lo que hace falta aquí, al lado de mi casa, es un exorcismo. O una buena manta de hostias.

Siento la brusquedad.

Salud & aventura!

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué bueno eres haciendo analogías, Antihéroe. Un placer leerte.

Anónimo dijo...

Yo, cuando sea mayor mayor, quiero escribir como tu... ¿acaso el deseo de escribir no es una locura contagiosa?... ¡santa locura!...¡benéfica enfermedad!...¡zape Satán, zape!.

Anónimo dijo...

Yo después de los dos elogios que te han dicho poco más puedo añadir yo, simplemente que si tengo que sacar algún fallo, sería que has escrito mal justifcan (véase justificam) e internado (itnernado). Por lo demás ole tu!!!