Los lirios no son grises, y en su trajín diario no pierden de su candor un ápice.
Pero corre ¡tiempo! corre... y a todos nos adormece.
Si ser es derecho, si ser somos y ser queremos como somos...
...del sueño del tiempo el recuerdo es nuestro único quipaje.
Y se tiñen grises las piedras, grises las calles y grises las tempranas horas.
¿Soledad? Ssssh... ella también duerme, al abrigo del recuerdo que acuna por igual a los hombres.
¿Y ella? Voló lejos, más allá de las nubes. Y los lirios siempre se vuelven, teñidos de arena
de tiempo
lágrimas, dolores
días de risa y hambre...
Los lirios cuando mueren, aunque no queramos, se vuelven grises.
¡Ey! ¡pero no llores! Entre el polvo de las ideologías, las afiladas cuerdas y un puñado de acordes
... más adentro, lejos, en tus bolsillos que dan a ninguna parte... a religiones, a brillantes escaparates
a lejanos horizontes de melancólicas gotas de olas espumeantes,
a Cádiz, a legañosos exámenes
a caracoles burgueses
y sonrisas ... y farsantes...
si, justo ahí.
¿a que una postal encontraste? Sí, aquella que olvidaste.
Y no te quiero "rayar"
hace tiempo desistí,
pero no por no encontrarte.
No por no "rajarte", prójimo,
si no por no hurgar en la agonía
de la fulgurante vida de un recuerdo.
Son estrellas fugaces que en la corta vida
amenizan la muerte, que es un privilegio.
Que reviven el pasado
para que veas que ya no están.
Que te matizan la pena, para que seas,
porque ser es derecho y en cumplirlo todos los ríos van al mar.
Y sí, tú la escribiste y algún día
tú también te irás a bañar.
Los lirios no son grises, pero algún día acabarán siéndolo,
y de la tristeza, se embriagan las ruinas en la Ciudad.
Los lirios no tienen poesía,
no piensan en que les va a pasar.
Y los pobres, inconscientes,
condenados a la vida simple de un vegetal
frágiles, débiles, tiernos, suaves, mortales...
No, no disfrutarán de tu postal jamás.
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3 comentarios:
Me gusta.
Que no por cambiarte el nombre sabemos quien eres, hombre misterioso, muajajajajajajaja
Y es que esta brisa de tiempo sabe como el mar quebrado,
Cuando hacía frío y el agua perforaba la piel de agujas,
Sin embargo,
Debemos mirar adentro y saber que estamos podridos,
Pero debemos disfrutar del sabor de toda la manzana...
Sé que tú y yo ahora somos como hermanos, y que una misma postal nos une:
Una flecha de carne inesperada, y
Unas gotas de lluvia en el asfalto.
Gracias por tu poema
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